jueves, 31 de marzo de 2016

El escape

          La noche mojo el último aliento. 
Devoro la ansiedad de encontrarse, 
De huir indolente ante la nostalgia, 
De pasar inadvertida en medio del bullicio de la soledad. 
           Como escapar al murmullo de la sonrisa ajena,
Como entender las palabras hiladas tan finamente, 
Como deshilar lo que nació marchito y florece sin ser sentido,
Como saltar al abismo con el trapecio del alma, 
Sin tantos ojos derrochando verbos pálidos.
            La noche es el preámbulo grisáceo a su mirada pérdida,
Absorta por la lucidez de la palabra y la ausencia del corazón,
Ese corazón que dejo roto en un trozo de papel mojado,
Esa alma desmoronada por la realidad,
Esa melancólica sonrisa que aún no puede encontrarse en el espejo.     
Ecos

Noche, mutismo de sentimientos ajenos,
La paciencia se desborda en la distancia,
en el vacío,
en la soledad concurrida,
en la vos de la presencia inerte,
La angustia de la verdad desvela los sofismas de la razón,
para encontrarse en el eco de nuestras propias palabras,
de los espejos del silencio,

en la redención de nuestros miedos…
Encripte el alma,
le he puesto un hechizo multicolor para que nadie se atreva a darle luz,
Una escala cromática bordea su sombra
Para que ni en ella se refleje la ausencia.
He conjurado los sentimientos y marchito el último sorbo de felicidad,
Me aleje de las soledades concurridas y los suspiros de Benedetti,
Encontré una llave mágica y sublime para abrazar el silencio,
Halle el camino al laberinto de los sueños rotos
cerrando las puertas a la esperanza,
Acariciando el desamor y viviendo con una existencia rota
que ya no me atrevo a sanar.
Camine mil años buscando la esencia de lo puro
y claudique en las palabras que se fueron tras del viento,
Desperté en equinoccio
en un mundo que conspiraba en contra de lo irreal,
Abrí los ojos y decidí cerrar la puerta del alma,
Dejar de esperar sin esperanza,
Blinde la ausencia y extinguí la ilusión
para aceptar que aún estoy perdido…
Cae la noche con su manto de nostalgia,
y como toda respuesta a las preguntas nunca hechas,
cuando ya todo estaba perdido
cuando los versos ya se habían enterrado en el abandono
en el caos de lo inevitable
en pausa, nace la otra luna,
y el equinoccio sin mediar palabra se hace solsticio,
mientras el silencio boreal que yacía agonizante,

respira, sueña y respira...

 Hoy se acalla el dolor,
tengo el alma desangrada entre mis manos
y mi voz como un espectro ausente se pierde en las palabras maltrechas,
en los sonidos ausentes,
en la espera hecha guerra
y los sueños destrozados por la lluvia.
Ya no hay medias Veronikas susurrando perdón,
ya no hay latentes ilusiones cautivas en cuentos de hadas,
ya no hay oxígeno para respirar bajo el agua infinita de una mirada…
Se corroen los aromas de las lágrimas oníricas,
de la verdad a cuestas,
del tiempo hecho relatividad para conjurar lo inevitable…
Ahora, queda una noche hecha trozos,
un epitafio a la pureza y un dolor tan hondo que calcina el silencio…
Quedo en medio de la aurora que se niega a apagar su agonía,
quedo perdido en el laberinto de un solsticio,
que se niega a abrir los ojos
para un nuevo amanecer…

del universo…


La noche con su aroma de incertidumbre baño la mirada,
la palabra se hizo voz y los sonetos llegaron al alma,
El viento trajo un susurro y acallo la nostalgia con un beso.
Un elixir infinito acaricia con su suave llanto el rocío de la felicidad,
silencia la soledad con el calor de una tenue sonrisa,
de unos ojos tan profundos como el universo cautivo.
Cae una silueta extraviada de la luna,
atraviesa el vacío en su unicornio de sueños
para des-encontrarse en mis brazos de ilusiones rotas,
de ausencias perdidas,
de metáforas latentes
y de heridas que desaparecen con sus labios,
para hacerme volar,
en un amor tan eterno como el hálito